Una furgoneta Volkswagen de la empresa de paisajismo Simbiosi se para en un semáforo en Barcelona. Un peatón se lanza a la calzada para hacer una foto a la furgoneta. “Venga, hazla”, dice el conductor, acostumbrado a llamar la atención allí donde va. La gente no puede creer lo que ve. La furgoneta tiene un jardín en el techo: fresas, zanahorias, lechugas, menta y tomillo crecen en lo alto del vehículo. Un día, cuando la furgoneta de Simbiosi estuvo de vuelta en el garaje, el diseñador del jardín del techo, Marc Grañén, de 40 años, notó algo. “Había más de 15 abejas revoloteando encima del tomillo y las otras plantas aromáticas”, recuerda Grañén. Cuando miró más de cerca, vio que había mariquitas y lagartijas que habían encontrado su hogar en este pequeño oasis verde en el corazón de la bulliciosa ciudad.
También Hay Abejas en el Sphinxpark de Maastricht (Holanda). En este erial urbano se han plantado arbustos, hierba y pequenos arboles. La gente pasea bajo el sol o participa en las clases de yoga al aire libre, mientras los ninos juegan a su alrededor. Y encima de un poste amarillo de 7 metros de alto, hay dos pequenas colmenas desde las que las abejas vuelan de aqui para alla para recoger polen y nectar de las plantas de alrededor.
Es el Sky Hive, creado por tres mujeres y dos hombres de la Bee Collective (Cooperativa de las Abejas). Hay otro Sky Hive similar en Hasselt (Belgica), y un tercero se ha presentado en Milan (Italia). Un miembro de la cooperativa, Robin van Hontem —disenador grafico de 21 anos que hace escalada de montana y toca la guitarra en un grupo— recuerda vividamente la primera vez que probo la miel producida por las abejas de Sky Hive.
“!Fue un momento increible! La miel de la ciudad sabe muy distinta a la que compramos en los supermercados debido a la gran variedad de plantas que crecen en la urbe. Es un producto 100% natural. Me encanta y se vende muy bien”.
Tambien hay abejas en lo alto de Cankar Hall, centro cultural y de conferencias del casco historico de Liubliana, capital de Eslovenia. Las colmenas estan rodeadas de hormigon, pero el apicultor Franc Petrovcˇicˇ dice que son tremendamente productivas. “Conseguimos una media de 8,5 kilos en una colmena a las afueras de Liubliana. Sin embargo, en la ciudad conseguimos 13,5 kilos de miel por colmena”.
Cuando la miel fue enviada a Bremen, en Alemania, para ver si era apta para el consumo humano, la respuesta fue un rotundo “si”. De hecho, muchos argumentan que la miel de la ciudad es mas pura que la del campo porque esta ultima puede contener residuos de pesticidas, metales pesados y elementos modificados geneticamente.
TODOS EStOS PROYECTOS forman parte de un movimiento que esta sacudiendo a Europa, ya que cada vez mas personas sienten la necesidad de hacer su propia contribucion individual al acercamiento de la naturaleza a la jungla de hormigon de la ciudad. Algunos individuos por separado, y pequenos grupos de amigos, tienen momentos privados de inspiracion y los transforman en simbolos publicos de una vida mejor.
De nino, Marc Granen sonaba con ser actor, y todavia se puede ver esa aficion por la interpretacion en la vivacidad con la que comunica sus ideas: “No puedo entender la vida sin las plantas. Son parte de mi vida y siempre tengo que tenerlas cerca”, dice con entusiasmo.
Pero, en vez de convertirse en actor, se convirtio primero en jardinero y luego en paisajista y arquitecto, y encontro su inspiracion en los paseos diarios por los bosques cercanos a su casa, en las afueras de Gerona, donde vive con su mujer, Anna, y sus hijos, Arnau, de 10 anos, y Marti, de 7.
En 2012, vio una fotografia que cambio su vida. “Era una fotografia aerea de un grupo de autobuses en Barcelona, y me di cuenta de que habia mucho espacio desperdiciado en los techos de esos vehiculos. Pense: “Por que no crear algo para ponerlo arriba? Pedi consejo a mis hijos, que son mis mejores maestros. Tuvimos una puesta en comun. Marti dibujo un boceto de un autobus con un jardin encima, y asi surgio la idea”.
Granen hablo con ingenieros, biologos y ecologistas para que lo ayudaran a crear un sistema que permitiera que las plantas sobrevivieran encima de un vehiculo movil. El resultado, al que llama Fito Cinetica, es un marco de cristal o fibra de vidrio que se asienta sobre el techo. Este material hace las veces de sello impermeable y despues se cubre con una espuma hidroponica que actua de suelo en el que crecen las plantas. Por encima lleva una malla de acero para que no se mueva nada, incluso a una velocidad de 120 km/h, el limite maximo de las autopistas espanolas.
El primer encargo de Granen llego del propietario de un camping que tenia un autobus que llevaba y traia a sus clientes a la playa. El autobus-jardin atrajo publicidad y desperto interes en todo el mundo. Granen esta ahora a punto de empezar a trabajar con una serie de camiones refrigerados para una cadena brasilena de supermercados.
Instalar el sistema Fito Cenetico en un autobus o camion cuesta 8.000 euros y unos 3.000 euros en furgonetas y coches. Sin embargo, Granen insiste en que es un dinero bien empleado. “Mi cliente Simbiosi, empresa de jardineria de Barcelona, ha aumentado un 10% el numero de clientes desde que tiene la furgoneta con jardin. Las plantas actuan de aislante, refrigerando el interior de un autobus o de un camion y disminuyendo la temperatura en unos 4,5oC, lo que supone un gran ahorro de dinero en aire acondicionado o refrigeracion”.
EL PROYECTO de patio de colegio–huerto (Edible Schoolyard Project), creado en Estados Unidos, intenta mejorar la vida y la educacion de los ninos plantando huertos de verduras y hierbas en sus escuelas. En la actualidad, hay proyectos similares por toda Europa en Irlanda, Portugal, Holanda, Suecia, Alemania e Italia.
Por ejemplo, Darina Allen, de la Escuela de Cocina y Granja Organica Ballymaloe, localizada cerca de la ciudad irlandesa de Cork, trabaja con ninos de entre 9 y 11 anos en nueve escuelas locales y los ensena a cultivar y cocinar su propia comida. “Todos nuestros colegios tienen un huerto y un monton de abono, y les damos un gallinero y dos gallinas”, afirma.
“Hay ninos que identifican las patatas fritas con una bolsa en vez de con un tuberculo, por lo que el proyecto supone una autentica sorpresa para ellos. Es fantastico ver como a muchos les encanta cuidar el huerto y las gallinas. Y tambien tiene impacto en sus familias”.
No son solo los ninos los que notan los beneficios de la jardineria. En Londres, la reurbanizacion de los terrenos junto a las antiguas vias de la estacion de tren de King’s Cross dara lugar a 50 nuevos edificios de oficinas y a 2.000 viviendas en una extension de 27 hectareas donde viviran y trabajaran 45.000 personas. En medio de este inmenso solar de construccion se asienta el Skip Garden, cuya idea fue concebida por el jardinero organico Paul Richens.
Richens queria crear un oasis pacifico entre el ruido y las maquinas de alrededor, pero tenia que ser transportable, porque las distintas zonas del solar fueron urbanizadas una tras otra.
“Me di cuenta de que los contenedores de basura se podian trasladar y que eran lo suficientemente grandes como para albergar un pequeno jardin”, afirma. En la actualidad tiene una linea de siete contenedores con un jardin en cada uno de ellos: uno es un huerto, por ejemplo, con manzanas, peras y pasas de Corinto; otro es un herbolario con plantas medicinales y culinarias.
El jardin tiene su propio cafe y ofrece clases de jardineria a los trabajadores de la zona. Richens afirma: “La jardineria crea hermandades. La gente aparece por aqui con su ropa de trabajo. Son silenciosos y anonimos. Entonces, meten las manos en la tierra y diez segundos despues todos esos extranos empiezan a hablar unos con otros”.
“Vino un hombre quejandose de que no tenia espacio en casa para plantar nada, pero echo un vistazo alrededor y dijo, ‘incluso mi pequeno jardin es mas grande que un contenedor, asi que puedo plantar en mi jardin’”.
las plantas, por supuesto, dependen de los insectos, particularmente de las abejas, para que las polinicen. Los miembros de la Bee Collective decidieron ponerse manos a la obra cuando se dieron cuenta de que este proceso natural vital estaba amenazado.
“Durante los ultimos anos han muerto un gran numero de abejas y la profesion de apicultor esta envejeciendo”, afirma Robin van Hontem. “Pocos jovenes quieren dedicarse a la apicultura por sus exhaustivos horarios. Por eso nos dedicamos a la apicultura en grupo, para poder compartir las responsabilidades. Queriamos que las abejas y la apicultura fueran visibles en un espacio publico, en mitad de la ciudad. Despues vimos grandes vallas publicitarias en los campos cercanos a una autopista, y de ahi surgio la idea de criar abejas en un poste”.
Era importante que la gente supiera que las abejas no iban a causarles ningun dano. “Si, las abejas pueden picar”, admite van Hontem, “pero en realidad son insectos muy amistosos. Las abejas solo pican si las molestan. Por eso utilizamos ropa protectora cuando trabajamos con ellas. Pero si sabes como manejarlas, te aceptan”.
Aunque Sphinxpark es un proyecto temporal, la Bee Collective ha obtenido suficiente dinero de una convocatoria publica para construir en cualquier otro lugar de la ciudad un nuevo Sky Hive, que cuesta entre 15.000 y 20.000 euros. Pero no pretenden acabar ahi.
“Nuestro objetivo es expandir los Sky Hives por toda Europa. Ahora estamos trabajando para llevarlos a Milan para la Exposicion Mundial de 2015”, afirma van Hontem.
la idea de llevar la naturaleza a la ciudad seguramente se extendera cada vez mas conforme avance el siglo. En las abarrotadas ciudades de Asia, se han construido granjas o rascacielos-granjas: edificios altos llenos de plantas en crecimiento en vez de oficinistas. En la actualidad se esta construyendo el primer rascacielos-granja de Europa en Linkoping, (Suecia). Mide unos 55 metros de alto, cuenta con 18 niveles de huertos, y utiliza las plantas para ayudar a reciclar el exceso de calor, residuos, CO2 y agua producidos por otros edificios urbanos.
En Paris, se ha propuesto una version mas chic (!naturalmente!) del rascacielos-granja. “Urbanana” es una plantacion de platanos en una elegante estructura de cristal insertada entre dos edificios de oficinas o de viviendas convencionales. Permite suministrar a los parisinos deliciosos platanos sin el coste ni el impacto ecologico que implica importarlos desde las plantaciones del Caribe.
Otro frances innovador es el botanico Patrick Blanc, hombre al que se le atribuye la popularidad creciente de los “jardines verticales”. Blanc transforma los muros y fachadas de hormigon de los edificios en oasis verdes, convirtiendo todo, desde puentes de autopistas a centros comerciales, hoteles y embajadas, en exuberantes visiones verdes. Sus innovaciones botanicas se pueden ver en ciudades como Madrid, Nueva York, Bangkok, Hong Kong y Sidney.
En Barcelona, el arquitecto Juli Capella, de 53 anos, ha construido un marco de metal sobre la “medianera”, o pared ciega sin ventanas en el lateral de un edifico de oficinas en donde ha colocado macetas con plantas. Con el tiempo, han crecido y se han extendido de forma que, lo que era antes un espacio desnudo, se ha convertido en una especie de cascada verde. Las plantas limpian el aire que las rodea y sirven de aislante para los apartamentos del edificio.
“Tenemos que devolver el espacio urbano a la naturaleza”,afirma Capella. “Es un crimen ser arquitecto y no ser ecologista”. De hecho, acuna un nuevo termino para la forma en la que se deberian construir las ciudades del futuro. La arquitectura ya no es suficiente. Dice que ahora necesitamos la “vegitectura”.