Desde hace ya muchos años, cada Nochevieja, Catherine Branchut, de 49 años y natural de Uzès (Francia) escribe una lista de metas para poner en práctica durante el año que comienza, pone la lista en un sobre, lo cierra y lo guarda cuidadosamente.
Hace poco abrió un paquete de estos sobres y la realidad le estalló frente a sus ojos. Se había puesto las tres mismas metas cuatro años consecutivos: mejorar su inglés, practicar patinaje y ser más paciente con su hijo pequeño. Lo peor fue darse cuenta de que este año aún podía proponerse esos tres mismos objetivos nuevamente.
Catherine no está sola en esto de hacer —y romper— promesas bienintencionadas. Una encuesta realizada en 2012 en Reino Unido mostró que el 55 por ciento de los adultos se había propuesto metas para Año Nuevo. Según el equipo analítico de Twitter, las metas más tuiteadas en ese país en 2013 incluían ir al gimnasio de forma regular, dejar de fumar, perder peso, ser feliz y ser “el mejor”. En Estados Unidos, un estudio de la publicación de psicología clínica Journal of Clinical Psychology descubrió que los principales objetivos propuestos para 2014 eran perder peso, organizarse, gastar menos y ahorrar más, disfrutar de la vida al máximo y mantenerse en forma y saludable.
Pero, para la mayor parte de las personas, esas decisiones tomadas en Año Nuevo, llevan a la frustración antes de que el mes termine. El estudio antes mencionado muestra que solo un ocho por ciento de las personas logran cumplir con lo que se propusieron, o para decirlo de otro modo, un inmenso 92 por ciento, fracasa.
No desesperes: más allá de las cifras, fracasar no es el destino inevitable. De hecho, comprender las razones de fracasos pasados puede ayudar a desarrollar una receta efectiva para el éxito futuro. Cualquiera que sean tus objetivos, estos diez consejos y sugerencias de expertos te ayudarán a reorganizar tu manera de pensar para poder comenzar este nuevo año con un plan imbatible.
Auténtico deseo de cambiar
Cuando se trata de tomar determinaciones, muchas personas se ponen objetivos que deberían cumplir, en lugar de propósitos que realmente desean concretar. Veamos el caso de Outi Alanne, una florista de 47 años de Espoo (Finlandia). Igual que Catherine, Outi también decide año tras año terminar la tesis de su máster en literatura. Pero aún no ha podido cumplir su propósito, dice, porque completar la tesis “no tiene nada que ver con mi trabajo y ni siquiera me interesa el tema”.
Según Josh Nathan, profesor de pensamiento crítico en The Art Institute, Estados Unidos: “No me canso de remarcar la importancia que tiene conocerse a uno mismo, comprender nuestros hábitos y preferencias y entender de qué manera funciona nuestra mente. Solo con esas respuestas, que en el fondo muchos ya conocen, podremos centrarnos en lo que verdaderamente queremos y proponernos objetivos que vayan con nuestra personalidad para poder tener éxito”.
Preparados para la acción
“Es preciso pensar en la meta elegida como si fuera un gran proyecto”, explica Virginia Brabender, profesora del Instituto de Psicología Clínica de la Universidad Widener, en Pensilvania. “Si decidieras renovar tu casa, planificarías antes e intentarías anticiparte a los obstáculos que pudieran surgir, no lo harías de forma caprichosa”. Por ejemplo, si la decisión es perder peso, debes tener preparado un plan saludable de alimentación antes del primer día del año.
Ser realista
“Un Año Nuevo me propuse comer menos queso”, dice Sanjana, una londinense de 26 años. “Es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Hubo un momento en que comía queso al menos cinco veces por semana”.
Sin embargo, cuando su novio le propuso casarse, encontró la motivación que necesitaba: “Quería estar estupenda con mi vestido de novia”. Durante los cuatro meses previos a la boda, dejó de comer lácteos. Pero el día después de su boda, “¡comí el sándwich de queso más grande de mi vida y me sentí tan bien!”. En lugar de verlo como un fracaso, se propuso de forma realista alcanzar con éxito sus objetivos a largo plazo: “Me di cuenta de que realmente podía vivir sin comer queso cinco veces por semana”.
Michele Kerulis, experta en psicología deportiva y de la salud en Chicago, asegura que “Es muy bueno ser realista y no exagerar”. “Sanjana sabe que puede alcanzar con éxito su propósito, así sabe que puede controlarlo”.
Objetivos pequeños
Es muy fácil sentirse abrumado cuando uno decide llevar adelante un cambio grande en su vida, y por eso resulta de mucha ayuda partir este objetivo más grande en una serie de metas más pequeñas. Por ejemplo, si quieres perder unos kilos, conviene ponerse como objetivo perder un kilo cada vez. “Si no celebramos los pequeños logros —comenta Brabender—, nos quedamos sin el sustento emocional que nos empuja para continuar”.
Glenda Standeven es una mujer canadiense de 59 años. Glenda, quien logró vencer al cáncer y es escritora y oradora motivacional, confiesa que durante toda su vida se propuso objetivos que casi nunca logró cumplir, hasta que se dio cuenta de que era mucho mejor ponerse metas más pequeñas y realizables. “Lograr cumplir deja una sensación de satisfacción en lugar de frustración, y acumular pequeñas satisfacciones facilita mucho la tarea de mantenerse firme y enfocado para lograr cambios sustanciales cuando llega el momento adecuado”.
Evitar situaciones de riesgo
“Es necesario poner límites claros para reforzar nuestra propia disciplina y evitar los disparadores siempre que sea posible”, afirma Lisette Cifaldi, directora de salud conductual del centro de salud mental Hilton Head Health en Estados Unidos. “Si has decidido comenzar a comer sano y un compañero de trabajo lleva bollos todos los días a la oficina, entonces piensa de qué manera vas a manejarlo”.
Prepararse para circunstancias que van más allá de nuestro control también implica crear nuestras propias reglas. “Se puede crear una regla que diga que lo único que puede entrar en nuestra boca en el trabajo es el almuerzo”, sugiere Cifaldi. “Es lo que se llama fijar límites y así, cuando llega el momento, uno ni siquiera se cuestiona la situación, pasa a ser simplemente nuestra forma de vida”.
No castigarse
Es natural sentirse desanimado y abandonar al no poder vencer un obstáculo, pero Brabender remarca que es muy importante comprender que los obstáculos aparecen cuando alguien intenta hacer cualquier cambio significativo en su vida. “Es preciso quitarse de la cabeza la idea de todo o nada”, recomienda. “Comprender de antemano que habrá altibajos y que esos reveses son parte natural del proceso”.
Metas positivas
“Para alcanzar el objetivo propuesto es importante poner la mente en positivo”, afirma Kerulis. Por ejemplo, no decir: “No voy a comer pizza ni comida que no sea sana”; en lugar de eso decir: “Voy a comer alimentos sanos”. Un pequeño cambio como este, dice, hará que te sientas inspirado en lugar de avergonzado.
Un sistema de apoyo
Las comunidades de usuarios de Internet son una excelente herramienta para compartir éxitos y fracasos con personas que están en procesos similares, y pueden resultar de mucha ayuda para mantenerse firme con la resolución. “Existe una enorme canti dad de recursos específicos relacionados con cualquier determinación que hayas tomado”, señala Brabender. “
Brabender anima a hacer públicas las resoluciones. “Es más probable que se tomen con más seriedad si planeas hacerlas públicas”, explica.
No demasiados objetivos
Hace algunos años, Eva, una mujer de 33 años de Buenos Aires, preparó una lista con diez metas específicas, entre las que incluyó, conseguir un trabajo que le guste, escribir unos diez minutos al día y aprender fotografía. Finalmente logró cumplir la mayor parte de estos propósitos, aunque no todos simultáneamente.
Kerulis afirma: “Se tiende a exagerar y abarcar mucho. Es preferible enfocarse en lograr dos o tres metas antes de pasar a las siguientes”.
Un día a la vez
“La gente piensa en las resoluciones que toma como algo para toda la vida”, explica Lisette Cifaldi. “Pensar que nunca podrás volver a hacer o a comer algo te hará sentir como si te arrebataran lo mejor de la vida”. En lugar de eso, conviene enfrentarse a la decisión cada día. “Si, por ejemplo, has decidido dejar de fumar, no pienses en que nunca más podrá volver a acercarte a un cigarrillo. Puedes decir, en cambio, hoy no voy a fumar”.
“En realidad lo único que tenemos es el presente, y podemos lograr casi todo en un solo día”, señala.